martes, 20 de marzo de 2012

Nicolás y su abuelo que cuenta


Mi abuelo cuenta y cuenta. Mucho. Y no es un simple juego de palabras. Te lo digo.
Mi abuelo me cuenta unos cuentos que en nada se parecen a esos que mal nos leen en la escuela.
Algunas veces puede ser un enorme elefante que es muy amigo de una hormiga pequeñita.
Otras, se vuelve un niño que tiene todos los miedos del mundo.
Algunas veces se parece a un antiguo rey, grande y prepotente, que quiere que le narren un cuento sin final.
O puede ser una enorme cantidad de hormiguitas que vienen en busca de los granitos de arroz del granero del reino del rey anterior.
Otras, tú disfrutas cuando se confunde u olvida de lo que nos está narrando. Porque ese es el juego en ese cuento. Y lo jugamos.
Sin embargo, siempre cuenta porque él está ahí conmigo. Para acompañar a papá o a mamá a llevarme o a traerme del colegio.
O, en pasar juntos toda la tarde. Hasta que mis padres regresan del trabajo. Y me inventa las mil maneras de compartir.
En cambio, otras veces solo permanece silencioso junto a mí. Eso es cuando una fiebre o algún malestar me aquejan.
¿Entiendes por qué te dije que mi abuelo cuenta y cuenta?
Lo que sí te aseguro que, cuando sea grande y viejito como él, me gustaría ser un abuelo así. Y mucho.


Cuento de Armando Quintero. Pertenece al libro "Nicolás y su abuelo que cuenta"   

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