La luna vino al jardín.
A paso raudo, atravesó
el sendero, hasta el fondo.
Y se detuvo, sonriente,
sobre la pequeña rosa
tierna, recién nacida.
Su manto de luz la rozó
más suave que una caricia.
Y la flor tornó su blanco
brillante como la luna.
Luna en la laguna
Una estrella miró inquieta.
La luna vino a bañarse
esta noche de verano..
Desde la rama de un árbol,
giró y se lanzó en picada
al agua de la laguna.
¡Un sacudón de las aguas
con la inquietud de los peces
y un revuelo de pájaros
anunció su refrescada!
La luna como una flor
Hoy la luna anocheció
tras los campos arados.
Bonita, oronda, brillante.
Parecía una flor,
Además, varias estrellas
le giraban alrededor.
Como abejas por néctar,
Como insectos por su luz.
-¡Tendremos buena cosecha!-
dijo la voz del abuelo.