I
“Que los cuentos cuentos son”
¿quién dijo que era verdad?
En mis cuentos de cuenteros,
la realidad siempre está.
II
Junto al corazón del cuento,
sueña mi voz bien dormida.
Sueña que a mi cuerpo acuna
soñando sueños de vida.
III
Entre mis cuentos de hoy
vive el cuento del pasado.
Vive feliz porque vive
fiel a aquel que lo ha narrado.
IV
Dicen que nada se crea.
Según se mire será.
Los cuentos se van contando
al modo de quien está.
V
Marchan y marchan mis pies
tras de los cuentos rodados,
¡despiertan voces dormidas
que en ellos estén vibrando!
VI
Del cuento que vas diciendo
nunca sabrás sí, en verdad,
tú eres quien lo va narrando
o, el público es quien lo va.
VII
No tendrá pausa mi cuerpo
ante el cuento que despierta.
La vida fluye sin pausa
sí tengo la voz dispuesta.
VIII
En toneles bien curados,
el vino en forma madura.
Con el corazón vibrante
es como el cuento rezuma.
IX
Cuenta cuentos quien anduvo
en un largo trajinar.
Para contar desde adentro,
hay mucho que caminar.
X
“Nos vamos poniendo viejos”...
y, es cuentero el que se alegra:
el tiempo para añejar
en el cuento se refleja.
XI
Si el cuento toma su tiempo
no tiene el tiempo medida,
porque ese tiempo asumido,
al tiempo sí, determina.
XII
“Sólo talla sus maderos,
el río, cuando se agita”
No habrá de hallar sus palabras,
el cuentero si no vibra.
Las Machadianas, coplas de cuentero. Del libro Los cuadernos de Julio Márez de Armando Quintero.
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