jueves, 15 de marzo de 2012

Nicolás y la escoba















Cuando mi abuelo no me puede contar cuentos, me molesto. Mucho. A menos que tenga mi escoba a mano.
Mi escoba no es lo que parece.
Algunas veces puede ser un caballo.
Otras, se vuelve el remo de una canoa.
Algunas veces se parece a la antigua lanza de Don Quijote de la Mancha. 
O puede ser la espada del famoso mosquetero D´Artagnan.
Otras, ella disfruta cuando la confundo con una chupeta.
A veces a mi escoba le encanta que su dueño sea un brujo que se monta sobre ella para cruzarse por la luna.
Sin embargo, casi nunca quiere ser la barra de una de esas enormes pesas olímpicas.
O, insiste que es la batuta que dirige una maravillosa orquesta.
En cambio otras veces solo sirve para barrer.
Lo que sí le gusta mucho es que yo siempre vuele  en sueños… Pero, ¡bien despierto!
Cuento de Armando Quintero. Pertenece al libro "Nicolás y su abuelo que cuenta"

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