domingo, 30 de octubre de 2011

Quince nuevos cuentos por Twitter

Una de las tantas imágenes de "Gato con Botas" que aparecen en la web.


1
- Ese molinero nunca sospechará: lo ayudé, porque así sería su Primer Ministro -se dijo. Y agregó: - Soy un Gato con Botas de siete leguas.

2
- Al menos fui hábil y me oculté largas crines de varios caballos para lograr una tan larga cabellera– decía Rapunzel, lanzando su trenza.

3
- ¡Mi mundo todo al revés! – aullaba Lobo Feroz en un largo lamento –: ¡Todo por creer la historia de poder protagonizar un Cuento de Hadas!

4
- La carpintería quebraba e inventé lo de Pinocho… ¡Nunca crece una nariz por mentir!... - confesaba al cura de su pueblo, Gepeto moribundo.

5
- Soy la varona de tus sueños – le dijo Eva a un Adán adormilado – ¡Despiértate!: ¡para probar esta fruta! Sólo una probadita, por favor.

6
- La tortuga me ganó la carrera – comentó Aquiles, el héroe recién derrotado, ante todos los jueces – Pero, ¿quién me quita lo descansado?

7
- ¡Corre y muéstrame tu velocidad! – ordenó Tetis a su hijo Aquiles. Él comenzó a detenerse cuando se dio cuenta que se pisaría los talones.

8
- Ante tanta violencia – aseveró el nuevo Ministro de Justicia -: ¡Muerte a todos los malandros! A ellos, hay que decirles quién es quién.

9
Solo, aquella noche, el muchacho ardió en amores. Cuando los bomberos entraron, hallaron sus cenizas. Fue otro caso policial sin resolver.

10
- ¡Los fantasmas no existen! ¡Los fantasmas no existen! – repetía la joven  muchacha - mientras, con cierto escalofrío, atravesaba la pared.

11
Por si las moscas, León Tolstoi no esperó el paro ferroviario anunciado. Aquello evitaba el suicidio de Ana Karenina y cambiaba su novela.

12
- ¡Estos londinenses si que están nublados! – reclamaba Drácula – La Revolución Industrial de sus fábricas, desangran más personas que yo.

13
- Esto nos dejará catalépticos – le aseguró Julieta al amado – Me lo dio un tal Shakespeare… ¡inventó una historia! Pero, Romeo no lo creyó.

14
- ¡Que un cerebro se va a torna seco de tanto leer!…  ¡ja! – ironizaba Alonso Quijano con Cervantes – Pero… ¡Verá la fama que nos dará esto!

15
- Toma rápido este extremo del hilo – dijo Ariadna a Teseo. Y agregó, en total secreto - Entra confiado ahora: el Minotauro murió anoche.

Textos de Armando Quintero Laplume tomados de su libro "Sucedidos" y adaptados a los 140 caracteres. 

¡No me gusta la oscuridad!

Imagen tomada de los caracoles que aparecen en la web
   
    
1
La luna ya se veía en el cielo.
La tarde bajaba detrás de los árboles.
Caracol regresaba al pie del manzano. 
2
Caracol se lamentaba:
- ¡Otra vez se viene la noche! No me gusta la oscuridad. ¡Qué fastidio!
3
Hormiga le acompañaba como siempre.
Al despedirse, miró los cuernos de Caracol.
Estaban caídos de tan triste y le preguntó:
- ¿No va todo bien? ¿Qué tienes?
4
- ¡No me gusta la oscuridad! ¡Tengo miedo! –respondió Caracol.

5
- No sé qué es la oscuridad –comentó Hormiga. Cuando viene la noche, las hormigas siguen trabajando. Y sin miedo. Te invito a mi hormiguero.
6
Caracol recordó que todos los caracoles también se juntan al pie del manzano a dormir. Y cada uno, pasito a pasito, se mete en su caparazón.
- Pero, ¿por qué yo le tengo miedo? –se preguntó Caracol.
7
- Gracias, Hormiga. Pero somos diferentes –le respondió Caracol. Además, ¿cómo entraría en vuestra casa?
8
La paloma, ya acurrucada en la rama del manzano, les comentó:
- Cuando se viene la noche me acomodo aquí. Cierro mis ojos y coloco mi cabeza debajo de mis alas. Tampoco sé qué es la oscuridad.
9
- Y para el miedo, ¿qué haces? –le preguntó Hormiga.
- Cuando algo me asusta, uso mis alas y vuelo lejos. ¿Nos ayudamos para hacerle unas alas? –le propuso la paloma a Hormiga.
10
- Gracias. No me servirían. Somos bien diferentes – dijo Caracol. Y agregó: Además, ¿Cómo me colocarían las alas sin romper mi caparazón?
11
- Creo que puedo ayudarte a querer la noche y no temerle a la oscuridad – comentó Caracola que se había acercado al grupo de amigos.
- ¿Y cómo sería eso? – preguntaron a una la paloma, Hormiga y Caracol.

12
- Es un secreto de mi abuela. Se lo dio su abuela, que lo había recibido de la suya –dijo Caracola. Y es muy sencillo.
13
- La abuela decía: "Has de saber que la oscuridad no existe. La oscuridad es sólo falta de luz" –Y les agregó: Además, por varios días, antes de dormir, me hacía mirar sus ojos para guardar su brillo. Con esa luz me iluminaba dentro de mi caparazón. Y me dormía tranquila.
14
Desde esa noche, Caracol tiene los más bonitos sueños de caracol de jardín.
Eso sí, antes de comenzar a entrar en su caparazón, sólo recuerda la luz que tienen los ojos de Caracola.


Cuento de  Armando Quintero. Recuperado gracias a Georgina Lazaro, Coordinadora del Foro de Literatura Infantil de Ciudad Seva, quien lo conserva en un archivo enviado hace mucho tiempo. En estos días lo están comentado como "el cuento de la semana" por ser el "Día de Halloween, el Día de las Brujas o el Día de los Muertos". Todo un honor, en lo personal. ¡Un abrazo solidario a ella y a cada uno de los participantes del mismo!
Esta es la dirección  del Foro: cuentoinfantil SEVA <forocuentoinfantilseva@yahoogroups.com>

sábado, 29 de octubre de 2011

Ahora compartimos nuestros minicuentos en TWITTER

Ilustración de "Alicia en el País de las Maravillas"  tomada del blog de Rebecca Dautremer.

Hace unos días, grabando las correcciones de nuestra voz para un comercial que ya habíamos realizado, el comunicador social Diego Calvo nos dio una idea, suponemos que es propia. Y ya comenzamos a ponerla  en práctica: enviar nuestros cuentos breves por Twitter. 
Creemos que es una idea para multiplicar entre los narradores orales y escritores de sus propios cuentos.
De nuestro libro "Sucedido" tomamos la mayoría de estos cuentos. A muchos de ellos, los volvimos a recrear para cumplir con los 140 caracteres, y no más, que nos exige el recurso.
Ayer, 28 de octubre, a primera horas de la mañana enviamos los primeros. He aquí algunos de los enviados: 

1

 - ¡Qué sueño, ni nada! – contaba Alicia, feliz, en el País de las Maravillas. -: ¡Cuánto aprendí con el Señor Conejo!

2

 - ¡Cálla, niño! – corrigió el padre – El Emperador tiene un traje moderno, no está desnudo, viste una lycra color carne.

3

He aquí la verdadera teoría del personaje: - Soy enano, pero proporcionado – lamentaba Peter Pan -, los freudianos necesitaban el complejo.

4

Ya lejos de Hamelín, exclamó el flautista al contar todos los niños: - ¡Vaya! ¿Ahora, cómo alimento a tantos muchachitos?

5

¡Mucho cuidado con las casas de chocolate! Hansel y Gretel sí fueron devorados por la bruja. Ella inventó la otra historia.

6

-¡No soy culpable! – aseveró la reina – ¡Fueron los enanos! Ellos fumigaron esos manzanos y no le avisaron a nadie.

7


Y pasaron cien años…
 -… ¡¿Qué una revolución nos condena a la guillotina?! – preguntó Bella Durmiente recién despertada.

8

El otro lado del cuento...
 - Al saber que me traicionada con mi abuela – reveló Caperucita -, tramé mi venganza…

9

 Un cuento de nunca acabar ...
- Había una vez una historia tan indecisa…

Textos de Armando Quintero Laplume de su libro "Sucedidos

sábado, 8 de octubre de 2011

Mariana y el fantasma de medianoche



Mariana soñaba y a veces tenía pesadillas. Como tú o como yo.
Una noche se despertó en medio de una de ellas y notó que alguien la jalaba de los tobillos. Abrió los ojos.
A los pies de la cama estaba un fantasma.
Mariana le brindó la mejor de sus sonrisas y le dijo:
-       ¡Buenas noches!
El asombrado fue el fantasma.
Yo no sé la cara de asombro que ponen los fantasmas. Además, con una sábana que les cubre todo el cuerpo, ni se les ve el rostro.
Pero sí sé que eran ojos de asombro.
De inmediato, como toda persona ante una visita, Mariana lo invitó a tomar el té con un trocito de torta.
Esta vez los ojos del fantasma se pusieron grandes y abiertos como el dos de oro. Era notorio que le gustaban las tortas.
Allá se fueron ambos a la cocina.
Mariana preparó el té. Lo sirvió. Y cortó un trocito de la torta de chocolate que estaba en la nevera.
El fantasma bebió el té y se comió el trocito de torta hasta la última miguita.
Luego, agradeció con una leve inclinación de cabeza y se fue.
Mariana ordenó la mesa, lavo las tazas y las guardó en su lugar.
Se acostó y se durmió. Tranquila. Como cuando uno ha despedido a una vista.
En la casa nadie notó la falta del trocito de la torta.
A la noche siguiente reapareció el fantasma.
Con su esposa y sus mellizos fantasmas.
El trozo de torta compartido, una de fresas que había traído la tía Federica, fue mayor. Además, los mellizos se repitieron.
-       ¿Qué pasó aquí?-preguntó la madre cuando abrió la nevera.
Mariana lo pensó unos segundos.
-       “Los mayores no creen en fantasmas”, se dijo.
Entonces, respondió, tímidamente:
-       Anoche tuve una pesadilla y me desperté con hambre.
A partir de esa mañana, cada vez que hay un trozo menos de torta o le falta algún pedazo a cualquier postre, todos en la familia saben que Mariana ha tenido alguna pesadilla. Y lo aceptan. Lo que no entienden aún es como no engorda de tanto comer dulces, ¡y a la mitad de la noche!

Cuento de Armando Quintero creado para la presentación "Cuentos con fantasmas".